jueves, 28 de febrero de 2013

Una aventura extraordinaria (Life of Pi)

Año: 2012.
Género: Aventura/ Drama.
País: Estados Unidos - Taiwán.
Duración: 127 minutos.
Dirección: Ang Lee.
Intérpretes: Suraj, Sharma, Irrfan Khan, Rafe Spall, Tabu, Adil Hussain, Vibish Sivakumar, Gérard Depardieu.


"Luego del trágico naufragio de un barco, un joven sobreviviente se embarca en un viaje épico de aventura y descubrimientos. Quedando a la deriva en un bote salvavidas, creará una emocionante, increíble e inesperada relación con el otro sobreviviente del barco: un tigre de Bengala."

Cinco minutos dentro de la hermosa narrativa que tiene Life of Pi y ya uno puede predecir el futuro que tendrá la película en las sucesivas entregas de premios; y es que Hollywood ama lo bollywoodense, y esta encaja perfectamente en todos y cada uno de los requerimientos de este tipo de historias.

Ya lo hizo una vez un director tan ecléctico como Danny Boyle con su Slumdog Millionaire, así que ¿por qué no podría salirle lo mismo al loado Ang Lee? Ciertamente la fabulosa vida de Pi Patel, basada en la novela de Yann Martel, tiene mucho más sentido y coherencia que la retratada por el británico, y una moraleja mucho más profunda y asible, aunque eventualmente caiga en los mismos lugares comunes del género melodramático. Mal que mal, Ang Lee y su guionista David Magee (Finding Neverland) logran mantener al espectador cautivado con una historia realmente fascinante de dos horas. En ella podemos conocer al protagonista, un personaje con todas las letras, cuya hoja de vida particular inspiró a un escritor a creer en la existencia de Dios luego de un brutal naufragio que dejó al joven sin familia y con la sola compañía de un arisco y de poco fiar tigre de Bengala a bordo de una balsa.

Lo que hace grande a Life of Pi también termina por delimitarla. No hay dudas que la pelea por sobrevivir de Pi tiene un atenuante pesadísimo con el tigre Richard Parker -sí, con nombre y apellido viene el asunto-, pero eventualmente el film decae en su ritmo y todo se reduce a ver al ingresante Suraj Sharma ingeniárselas para lograr una actuación impresionante, ya que gran parte de la película lo tiene como foco a él y a los animales -sobre todo al felino-, creados casi completamente en digital. La aleccionadora historia sobre la religión nunca termina de consolidarse y parece un panfleto bíblico, pero no afecta el todo porque Ang Lee prefiere maravillar con una película que va más allá de lo técnico y resulta en un festín deslumbrante de colores, desde esos créditos iniciales llenos de un 3D con profundidad pasmosa, que marcan la calidad que tendrá en su totalidad.

or mucho que la historia o los efectos arrasen con la mente del espectador, es imposible dejar de ver a Life of Pi como una mezcla entre Cast Away, por la temática obvia, y Forrest Gump, por la construcción del personaje de Pi (todo a partir del extraño nombre completo). No deja de ser un film visualmente impresionante que marca un antes y un después técnica y visualmente, pero sencillamente no es una historia de vida trascendental como parece serlo.


Calificación: B

miércoles, 27 de febrero de 2013

Hansel & Gretel: Cazadores de brujas (Hansel & Gretel: Witch Hunters)

Año: 2013.
Género: Acción/Fantasía.
País: Alemania - Estados Unidos.
Duración: 88 minutos.
Dirección: Tommy Wirkola.
Intérpretes: Jeremy Renner, Gemma Arterton, Famke Janssen, Pihla Vitala, Derek Mears, Thomas Mann, Ingrid Bolsø Berdal, Peter Stormare.


"Después del traumático evento que sufrieron de niños, Hansel y Gretel se convirtieron en vigilantes extremos decididos a vengarse. Ahora, sin saberlo, son la presa, y deberán enfrentarse a un mal mucho mayor que las brujas... su propio pasado."

Digamos que Hansel & Gretel: Witch Hunters no llega en el mejor momento: ya hemos tenido a varias figuras históricas o de fábulas transportadas a escenarios más oscuros y de resultados dispares como Red Riding Hood, las dos versiones de Blancanieves y Abraham Lincoln: Vampire Hunter, entre otras. ¿Qué cambia entonces con esta propuesta? Nada, son los mismos elementos combinados de manera similar pero con una cuota de diversión sangrienta que no pide permiso para elevar la cota de humor negro por las nubes.
El noruego Tommy Wirkola no es ajeno a las historias descabelladas. El director de Dead Snow, una brutal y tóxica película de zombies nazis en la nieve, pegó el gran salto a Hollywood con esta versión steampunk de los adorables hermanos pasados de azúcar que nada tienen de dulces. Convertidos en imparables asesinos a sueldo, se verán contra su mayor desafío al enfrentarse a un aquelarre entero de brujas que intenta frenarles el paso de una vez por todas. Hansel & Gretel: Witch Hunters no es una película exigente ni mucho menos; toma inspiración de varias otras con cazadores famosos y criaturas sanguinarias, pero nunca intenta ser otra cosa, ni disfrazar sus intenciones.

Wirkola se nota que se divierte muchísimo filmando escenas de acción bien coreografiadas y no exentas de golpes y disparos a quemarropa tanto para los enemigos como los protagonistas, que más de una vez terminan gateando en el suelo. Acá la dupla protagónica de Jeremy Renner y Gemma Arterton, si bien no tienen mucha conexión entre sí como hermanos, cumplen con su papel de vigilantes armados a la perfección, ella quizás más que él, que sigue en plan serio pero no aporta mucho carisma a su personaje. Por el lado de los villanos, Famke Janssen se despacha con soltura a una bruja sexy y malévola sin perder el hilo de la propuesta, mientras que la línea secundaria del sheriff de Peter Stormare se siente apurada y sin sentido.

Quizás el 3D se vea forzado y distraiga bastante en las escenas de acción, pero la simple historia que tiene un par de vueltas en el camino no se vuelve pesada en ningún momento y se hace bien ligera. El mismo guión de Wirkola no se presta a ser un relato serio, sino que es consciente del producto que es y así el film es un festival en su propia ley. Hansel & Gretel es una violento y sangriento film con toques de terror -muy pocos, a decir verdad- que compone una buena opción de entretenimiento salvaje y desconsiderado. Quizás llegue tarde, pero nunca está de más un producto divertido y con bastante mala leche.


Calificación: B

lunes, 25 de febrero de 2013

Hermosas Criaturas (Beautiful Creatures)

Año: 2012
Género: Fantasía.
País: Estados Unidos.
Duración: 124 minutos.
Dirección: Richard LaGravenese.
Intérpretes: Alden Ehrenreich, Alice Englert, Jeremy Irons, Viola Davis, Emmy Rossum, Thomas Mann, Emma Thompson, Zoey Deutch, Kyle Gallner.


"Ethan Wate sueña con escapar de su aburrida vida hasta que conoce a Lena Duchannes que, literalmente, es la chica de sus sueños. Sin saberlo, están vinculados irremediablemente por hechos sobrenaturales que ocurrieron mucho antes de que nacieran." 

Ahora que la fatídica saga Twilight se acabó -al menos por un largo tiempo hasta que los productores juzguen adecuado una re-imaginación- y con Harry Potter terminada hace rato, los estudios buscan incansablemente un paliativo al nuevo tanque que compone The Hunger Games, y Warner Bros. parece haber encontrado el suyo en Beautiful Creatures, otra adaptación de una serie de novelas de fantasía que tiene todos los condimentos necesarios como para funcionar como cordial reemplazo de los vampiros por un aquelarre de pintorescos brujos y brujas.

Para un comienzo de una posiblemente portentosa saga, Beautiful Creatures fuerza bastante sus chances de agradar a su público inmediatamente y apenas puede cumplir su cometido de establecer ciertas reglas dentro de su universo fantástico particular. Hay brujos en el mundo, llamados Casters, que se dividen en dos bandos, la Luz y la Oscuridad. Como parangones de la pureza y la negrura total se encuentran en los extremos dos grandes estrellas como Jeremy Irons en la piel de Macon Ravengood, el brujo negro que eligió la luz para guiar a su sobrina hacia la misma, y la inconmensurable Emma Thompson como Sarafine, la Oscuridad encarnada. El nudo en la trama esta vez no está del lado del galán sino de la damisela, un ser muy poderoso por el cual ambas fuerzas cósmicas pelearán con toda la artillería que tengan. El duelo de titanes entre los actores de renombre es uno de los aspectos más inteligentes y logrados del film, ya que claramente ambos se divierten mucho con sus papeles cuasi-esteotipados para los que no tuvieron ningún inconveniente en llevarlos hasta el extremo de lo caricaturesco.

Es inútil no caer en la tentación de comparar a la pareja protagónica con la de su contrapartida vampírica, y allá en donde la dupla Stewart/Pattinson fallaron en crear una química convincente, los desconocidos Alice Englert y Alden Ehrenreich compran al espectador con su sencillez y su empatía adolescente. El guión del también director Richard LaGravenese a veces intenta mostrarlos demasiado bajo una halo de rebeldía, como al leer libros prohibidos en la comunidad retrógrada y religiosa en la que viven aunque en verdad sean realmente comunes y hasta de lectura obligatoria en otros lugares, así como también decae en ritmo luego de la primera hora, cuando los conflictos mágicos comienzan a surgir (¿será Lena parte de la Luz o de la Oscuridad?). Los secundarios de Viola Davis y una particularmente sensual Emmy Rossum ayudan a crear un dinamismo que en casi dos horas de metraje se hacen necesarios para sostener una trama que promete demasiado y se queda algo comedida.

Con un claro objetivo demográfico en su mira, Beautiful Creatures es una agradable e interesante nueva historia fantástica sobre la que, con tiempo, podría llegar a construirse algo llamativo y vistoso. A la luz de cómo le fue en su atroz primer fin de semana de exhibición en los Estados Unidos, su futuro es incierto, pero al menos una buena base es lo que cuenta.


Calificación: B

sábado, 23 de febrero de 2013

Los Miserables (Les Misérables)

Año: 2012.
Género: Drama/Musical.
País: Estados Unidos - Reino Unido.
Duración: 158 minutos.
Dirección: Tom Hooper.
Intérpretes: Hugh Jackman, Russell Crowe, Anne hathaway, Amanda Seyfried, Isabelle Allen, Eddie Redmayne, Samantha Barks, Aaron Tveit, Helena Bonham Carter, Sacha Baron Cohen.


"Jean Valjean es un exprisionero que, luego de romper su libertad condicional, es asediado durante años por Javert, un policía sin escrúpulos. Cuando Valjean acepta hacerse cargo de Cosette, la pequeña hija de Fantine, una humilde trabajadora de una fábrica, sus vidas cambian para siempre."

Les Misérables es un drama musical que tiene la característica de vivir a pleno todas las emociones que atraviesan a los personajes; dichos personajes a través del marco narrativo le hacen honor al título y son empujados hacia sus límites más bajos, experimentan el amor a primera vista, sacrifican sus vidas por una revolución popular, se pasan décadas en búsqueda de justicia y creen que sus acciones son ordenadas por Dios. El desafío de adaptar un libro convertido en obra de teatro muy bien reconocidos ambos le pareció conveniente y posible a Tom Hooper, radiante después de su premio Oscar por The King's Speech. El resultado final es una obra épica y colosal que lleva al espectador a un viaje en donde reina los sueños, la esperanza y el amor, y la constante lucha por los mismos.

Con una estruendosa introducción que orgullosamente anuncia las intenciones a gran escala que posee, Les Mis presenta al casi pelado y escuálido antihéroe Jean Valjean, uno de los muchos prisioneros tirando de un enorme barco para hacerlo entrar al puerto mientras el villano justiciero Javert los observa desde arriba. A partir de ese momento es que los números musicales comienzan y la historia de estas dos almas se verá entrecruzada a lo largo de varios años de diferentes maneras.

La línea narrativa del film bien puede dividirse en dos partes, antes de 1832 y durante la Revolución de París. Ambos bloques cuentan el alzamiento y caída de Valjean, y la posterior persecución durante los conflictos sociales en París que lo tienen como personaje secundario mientras la juventud parisina se rebela contra la monarquía reinante. Dichos segmentos se sienten como historias diferentes con algunos personajes como nexos; la primera parte es la más solida de las dos, donde las emociones se perciben más honestas y personales mientras que vemos a Valjean, Fantine y la joven Cosette atravesando un sinfín de vicisitudes con el poder de la piedad y la gracia. La segunda sección ofrece problemas cuando los jóvenes revolucionarios se presentan en escena con los jóvenes Marius (Eddie Redmayne) y Enjolras(un fantástico Aaron Tveit), el pequeño Gavroche y la damisela Eponine (la ascendente Samantha Barks, que con su On My Own nos deja helados en su repetición del mismo papel que la encumbró en teatro), quien está profundamente enamorada de Marius. Las emociones que empujan a este pequeño grupo no se sienten tan sólidas como las del primer grupo de personajes, ya que la historia elige apurar los enfrentamientos bélicos y los amores a primera vista de manera atolondrada. No hay que entrar en pánico, ya que para el final de la cinta, todas las pequeñas trabas en la historia quedan satisfactoriamente cerradas y la escena final le da el toque perfecto a esta penosa pero hermosa fábula parisina.

Todos los actores cantaron en vivo mientras la película se filmaba, en contraste a pregrabar las canciones y hacer la mímica correspondiente en escena, lo que le da un aspecto diferente al film, ya que un par de personajes se destacan por encima de otros que encuentran su voz durante la filmación. Sin embargo, hay ciertos momentos donde Hugh Jackman o Anne Hathaway (en los mejores papeles de sus carreras) se tambalean un poco y se traban, lo que añade una capa de profundidad y pasión a sus caracterizaciones, un halo de realismo captado perfectamente en cámara. Hathaway, como era de esperarse, brilla en sus momentos en pantalla, dándole al personaje una de las encarnaciones más frágiles y desesperadas que se hayan visto. Hooper, consciente del poderío tanto vocal como emocional de la actriz, elige desproveer al mayor número de Fantine, la canción I Dreamed A Dream, de cualquier música incidental o sonido, logrando que su voz y la emoción se traguen a la sala entera en un silencio tan conmovedor como aplastante. Quizás el protagonista que ha generado más controversia es el Javert de Russell Crowe:a ojos vista está claro que Crowe no está a la altura de sus compañeros, pero su labor no aplasta ni ensombrece a nadie más que su propio inspector.

Apenas hay momentos en los que los diálogos no sean cantados o en los que la música no ocupe un lugar de fondo. Para aquello no familiarizados con la obra teatral, la música cuenta la historia en todo tipo de niveles. Cuando un personaje siente cualquier emoción que se le cruza por el cuerpo, la misma será cantada con afección y pasión; si alguno debe tomar una decisión, la letra de su canción será la que revele el plan a seguir. Si lo antes mencionado suena a algo que el espectador no pueda tolerar por más de dos horas y media, no hay razon entonces para disfrutar de Les Misérables en una sala de cine. En cambio, los seguidores de esta enardecida y explosiva historia de Victor Hugo se verán recompensados por una película enorme que es imposible que no deje huella en el corazón de cada uno con cualquiera de los temas que interpreta un elenco entregado en alma y corazón a sus personajes.


Calificación: A-

Bestias del sur salvaje (Beasts of the Southern Wild)

 Conocida también como 'La Niña del Sur Salvaje'

Año: 2012.
Género: Drama.
País: Estados Unidos.
Duración: 93 minutos.
Dirección: Benh Zeitlin.
Intérpretes: Quvenzhané Wallis, Dwight Henry, Gina Montana, Levy Easterly, Lowell Landes.


"En una olvidada pero aún desafiante comunidad de una región pantanosa aislada del resto del mundo por un irregular dique, una niña de seis años vive al borde de la orfandad. Manteniéndose a flote con su optimismo infantil y su extraordinaria imaginación, cree que el mundo natural existe en equilibrio con el universo hasta que una feroz tormenta cambia su realidad. Desesperada por reparar la estructura de su mundo para salvar a su padre enfermo y a su casa que se hunde, esta heroína en miniatura debe aprender a sobrevivir imparables catástrofes de proporciones épicas."

No es excusa alguna que la Academia haya nominado en ternas más que importantes a Beasts of Southern Wild sólo porque necesita un chivo expiatorio, sino que realmente el cuento de hadas sureño del director nos permite sumergirnos en un mundo fantástico y rudimentario a la vez que la historia de supervivencia de un personaje querible y sensible como el de una aguerrida niña de nueve años cala hondo el el espíritu feral de cada uno.
Difícil de enmarcar en un solo género (aunque apunta mucho por el lado del cine social apocalíptico) Beasts... nos sumerge en un microuniverso entre lo candoroso y lo terrible visto a través de la óptica de una pequeña líder nata destinada a hacer frente a las penurias del mundo con el valor y el coraje que tan sólo la mágica inocencia de la infancia nos permite tener. La mirada de Hushpuppy es la de una Quvenzhané Wallis que ha sido nominada al Oscar con solo nueve años, pero que aporta toda la fragilidad y determinación que su personaje necesita: una criatura que tanto sabe comer a lo bruto marisco y destrozar la casa como llamar afectuosa y tiernamente a su madre o cuidar de su padre enfermo. Suyo es el foco protagónico en este proceso acelerado de maduración en el que tiene que prepararse para la vida y para la muerte, hasta ser capaz de hacer frente a esos animales salvajes cuando haya vencido el miedo y aprendido a encajar su pieza en un mundo que tiene que arreglar cuidando a los suyos. Hushpuppy tiene toda la energía que le da Quvenzhané, y también la que le proporciona una banda sonora que llega cargada de emoción y unas imágenes poderosas e impactantes, como ese deshielo devastador o esos jabalíes gigantes que nos trasladan al imaginario infantil hasta alcanzar una verdadera poesía visual.

El film, primer largometraje de Benh Zeitlin, no se lamenta de las condiciones de pobreza extrema ni juzga las actitudes de unos personajes que bordean actitudes suicidas, sino que delimita el espacio residual —y probablemente para muchos, inspirador— en el que la unión comunitaria y la fraternidad entre vecinos son valores consecuentes del vive como quieras. Uno de los méritos de Zeitlin está en saber mirar la miseria material y encontrar detrás toda la belleza y atractivo humano, hasta el punto de que esa chabola se convierte en un hogar o ese club nocturno se transforma en lugar idóneo para encontrar a su mamá. También resulta extraordinariamente sutil y hermosa la manera en que llega la muerte, tan humana como mágica y placentera, porque para la reina de la Bañera no es más que el comienzo para una nueva vida en la que sentirá siempre la compañía de los que se han ido.

Beasts of Southern Wild es una potente y visceral propuesta muy indie que ha logrado colarse a la fuerza en los premios anuales gracias a una puesta en escena minimalista pero loable, y un discurso que pone en contraste a la escasez material contra la imaginación y el impulso de la supervivencia.


Calificación: B+

El Vuelo (Flight)

Año: 2012.
Género: Drama.
País: Estados Unidos.
Duración: 138 minutos.
Dirección: Robert Zemeckis
Intérpretes: Denzel Washington, Kelly Reilly, Don Cheadle, Bruce Greenwood, John Goodman, Melissa Leo, Tamara Tunie, Nadine Velazquez, Brian Geraghty, James Badge Dale.


"Whip Whitaker es un experimentado piloto de aerolínea comercial, quien milagrosamente logra aterrizar un avión que estuvo a punto de estrellarse. Gracias a su pericia se salvan casi todas las vidas que iban en ese vuelo. Luego del accidente, Whip se convierte en un héroe, pero a medida que se avanza en la investigación sobre las causas del siniestro surgen más dudas que respuestas. ¿Quién, o qué fue lo que falló, qué pasó realmente en ese vuelo?"


 En un colosal regreso al live action desde Náufrago luego de incursionar en territorio animado con El expreso polar, Beowulf y Los fantasmas de Scrooge, Robert Zemeckis vuelve más controversial que nunca en este relato que no se parece en nada a lo que ya haya hecho en su destacada filmografía.

 ¿Queda algo más que decir cuando la escena inicial de Flight nos muestra al capitán Whip Whitaker en la cama durante la mañana, acompañado de una belleza desnuda y tomando el primer trago de cerveza y la primera línea de cocaína del día? Dicha escena nos demuestra varias cosas: que Zemeckis está jugando fuera de su zona de confianza, que está delimitando territorio dentro de la rota psiquis de su personaje principal, que nos presenta la penosa calidad de vida del mismo, y por que derroteros se conducirá la película. Claramente un estudio tridimensional de un personaje conflictivo y aquejado por sus propias elecciones de vida, Flight nos introduce rápidamente al quid de la cuestión, el detonador de la trama, con el malfuncionamiento del vuelo del que Whitaker es piloto. En una escalofriante demostración del poderío visual que puede captar en cámara, el director entrega una de las escenas más recordadas del año: el accidente del vuelo y el casi milagroso rescate por parte del piloto conforman un trago muy duro y angustiante que es sin lugar a dudas el detalle más recordado del film, por el que sólo vale la entrada para disfutar y aterrorizarse en la pantalla grande.

 A partir de allí, las repercusiones del accidente afectarán al explosivo papel que tiene en sus manos un Denzel Washington en plena forma como no se lo veía hace años, desde Man on Fire; el capitán Whitaker es un personaje enfermo, cuyo espiral no parece tener final, y se necesitaba de un actor de peso para conformarlo, y Washington lo logra con creces; ya sea sintiendo pena o disgusto por las situaciones en las que se ve inmersas el piloto, la composición del papel es impecable y al guión de John Gatins no le tiembla el pulso para enfrentarlo contra momentos difíciles de ver, pero conducidos con maestría por un actor que con apenas gestos dice historias completas. Es para notar que el guión se disuelve un poco cuando entra en escena la fotógrafa drogadicta de una brutal Kelly Reilly (cuyo papel tranquilamente podría haber estado nominado este año), pero recupera su potencia cuando llega el esperado momento de la audiencia en la que Whip deberá encontrarse cara a cara contra su demonio más grande al defender sus acciones heroicas mientras estaba alcoholizado y drogado. Aunque el epílogo se sienta forzado y algo blando, el viaje no desmerece la labor del guionista, que mezcla una visión descarnada del alcoholismo y las adicciones con pinceladas espirituales y religiosas en el camino.

Así como Washington tiene el control de la pantalla durante toda la película, ciertos secundarios son bastante vistosos, como la antes mencionada Reilly, y también el dúo de Bruce Greenwood y Don Cheadle (el uno amigo de Whitaker y el otro el abogado defensor) mientras que John Goodman se roba las escenas en las que interpreta a un proveedor de droga amigo de Whip (a quien se lo presenta con la oportuna Sympathy for the Devil de los Rolling Stones) y James Badge Dale conecta a los personajes principales mediante una interesante escena en la cual es el eje como un paciente terminal de cáncer.

 Robert Zemeckis logra así en Flight un viaje turbulento en el que vuelve a un plano que nunca debió abandonar; con un protagónico explosivo y duro por parte de Denzel Washington, el drama presenta un estudio de un alcohólico cuyo peor enemigo es él mismo.



Calificación: B+

jueves, 21 de febrero de 2013

Lincoln

Año: 2012.
Género: Drama.
País: Estados Unidos.
Duración: 150 minutos.
Dirección: Steven Spielberg.
Intérpretes: Daniel Day Lewis, Sally Field, David Strathairn, Tommy Lee Jones,  Joseph Gordon-Levitt, James Spader, Hal Holbrook, John Hawkes, Jared Harris.

"Mientras la Guerra Civil continúa su curso, el presidente americano lucha por finalizar la misma al mismo tiempo que combate junto a su gabinete por la abolición de la esclavitud."
 Hace falta un gran hombre para contar la historia de otro gran hombre, y que mejor que el incombustible Steven Spielberg para retratar el período más fascinante de la presidencia de uno de los monumentos más queridos por el pueblo americano, el de Abraham Lincoln. Como no podía der de otra manera, Spielberg sale airoso en Lincoln, una cálida y afectiva biopic que, a través de un elenco de lujo, narra uno de los momentos claves en la vida de uno de las grandes figuras políticas de todos los tiempos.

 Con una alborotada duración de 150 minutos, algo que se está volviendo cansino con todas las nominadas al Oscar este año, uno hubiese pensado que Spielberg tomaría el cuadro completo de Lincoln para contar su vida al completo, pero el hábil director nos hace olvidar prontamente que no estamos frente a un a historia de vida sino a un episodio en particular que requiere intimidad y seguimiento, dos características que se vuelven regla en el film. Lincoln se mueve en dos ejes, que en verdad son dos caras de una misma moneda; el primero es la Guerra Civil, que se está llevando la svidas de incontables personas, amén de la discusión del segundo eje, que es la Decimotercera Enmienda de la Constitución, que boga por el derecho de abolir la esclavitud.

En este marco en donde la Guerra lo está detruyendo todo y las reuniones en el Congreso se tornan más intensas mientras las facciones republicanas y demócratas encarnizan una batalla política, el foco sobre el presidente Lincoln se establece mediante la muestra de un carácter afable y calmado, lejos del semidios representado en todos los libros de texto y biografías. A través de una potente y humana actuación de parte de un enorme Daniel Day-Lewis que tiene asegurada su próxima estatuilla al interpretar a través de diferentes capas al agobiado y cansado presidente, que nunca dejó a nadie de lado para ser el Abraham Lincoln padre, esposo, político y pilar de una sociedad americana en una de sus peores horas. Es casi imposible no ver a otro actor más que Day-Lewis caraterizado como el altísimo presidente, cuya cordialidad al compartir historias con cualquiera que este alrededor suyo hacía que se ganase el respeto de todos.

 La calidad actoral no se remite sólo a Day-Lewis, que ocupa un lugar principal en la trama y cuando está en pantalla nadie le roba el momento, sino que también sus pares alrededor tienen su momento de gloria, en particular Sally Fields y Tommy Lee Jones ambos en los papeles de sus vidas como la acongojada esposa fiel del presidente ella y él como Thaddeus Stevens, uno de los grandes políticos a favor de la Enmienda, cuyas razones se van discerniendo a medida que transcurre el film para concluir su historia en una escena emotiva y llena de significado. Más allá de estos grandes actores, todos los secundarios y terciarios son nombres conocidos y que reflejan la calidad que significa estar frente a un producto de Spielberg; nombres como Joseph Gordon-Levitt, David Strathairn, un irreconocible James Spader y más agracian la pantalla con sus pequeñas pero significantes interpretaciones.

En conjunción con su colaborador en Munich Tony Kushner, Spielberg logra que durante dos horas y media la cantidad de debates sean interesantes hasta culminar con una verdadera escena llena de suspenso como lo es la votación final en la sala del Congreso; dicha escena tarda en llegar pero hacia allí se dirige toda la fuerza de la película, y el resultado es impecable, si tenemos en cuenta que Spielberg es ayudado en su narrativa con el cinematógrafo Janusz Kamiński y el compositor John Williams, el resultado es una combinación perfecta.

Con un resultado superior al demostrado el año pasado en War Horse, Steven Spielberg logra realizar un sentido homenaje a una de las figuras que lo marcó como persona; de una calidad isuperable y con un elenco de alto nivel, Lincoln es un gran legado en la creciente filmografía del director y una biografía precisa y admirable.


 Calificación: A-

Silent Hill: La Revelación (Silent Hill: Revelation)

 Conocida también como 'Terror en Silent Hill 2: La Revelación'

Año: 2012.
Género: Horror.
País: Canadá - Estados Unidos - Francia.
Duración: 94 minutos.
Dirección: Michael J. Bassett.
Intérpretes: Adelaide Clemens, Sean Bean, Kit Harrington, Carrie-Anne Moss, Malcolm McDowell, Deborah Kara Unger, Martin Donovan, Radha Mitchell.


"Heather Mason  y su padre llevan casi toda la vida huyendo de unas misteriosas fuerzas que los persiguen. Ahora, justo cuando la joven está a punto de cumplir los dieciocho años, su progenitor ha desaparecido, momento en el que ella descubre que no es quien creía ser. Dicha revelación le lleva a adentrarse en un mundo demoníaco que amenaza con encerrarla para siempre en el misterioso pueblo de Silent Hill."

 ¿Esperé seis años para esto?
 No me da verguenza admitir que adoro Silent Hill, y la considero una de las mejores adaptaciones hechas de un videojuego por haber conseguido capturar la misma esencia de los juegos, pero tras esperar demasiado de una secuela que tardó años en llegar, la decepción no pudo haber sido mayor al conseguir en Silent Hill: Revelation una continuación pobremente gestada, hecha con acuciantes faltas de ideas y que significa una falta de respeto tanto para el fanático como para el mero espectador.

 Claramente, Michael J. Bassett tenía un desafío muy grande, por partida doble y hasta triple: complementar el gran trabajo que lograron en el pasado Christophe Gans y su guionista Roger Avary, continuar la historia como ellos la dejaron, adaptar la línea narrativa del juego Silent Hill 3 y lograr incorporar detalles nuevos a la trama para no cumplir con una traslación vacía y obvia. La presión debe haber sido demasiada, porque Bassett fracasó en absolutamente todos los campos, incluso bajo la mirada despreocupada de unos productores que cortaron en un tercio los valores de producción de la película, con lo cual los recursos escasearon y la improvisación se apoderó del proyecto.

 Durante una angustiosa y aborrecible duración de noventa minutos, el director inglés se gana rápidamente el odio de prácticamente todos al adaptar esta historia, una que continúa las ramificaciones del primer juego -y por ende primera película- de una manera simplista y casi criminal, en donde los constantes guiños a los gamers terminan por ofender a raíz de su mala utilización. Los intentos por ingresar nuevos detalles a la mitología se ven obsoletos y cualquier arrojo de inteligencia se opaca con unos valores de producción paupérrimos, que hace que todos los escenarios luzcan como el mismo, pero reutilizado una y otra vez. Al seguir de cerca una secuela tan esperada, ver cómo los diferentes actores que encarnaron a las contrapartidas del juego volvían a por más o al encontrar las fotos del set, todo indicaba que por fin el sueño de continuar la historia se vería plasmado en pantalla. Pero el sueño debe terminar, como dijo el villano en la primera parte, y así fue.

  La trama retoma unos años después del fin de la original, con un Christopher Da Silva y su hija ya adolescente en plena fuga del culto que pretende tener a la chica de vuelta en sus garras para sus religiosos planes de purificación mundial. Para atraer a la joven Heather nuevamente a Silent Hill, su padre -un Sean Bean de acento fuerte demasiado desarticulado para funcionar apropiadamente- es secuestrado y ella, con la ayuda inesperada del joven Vincent -horrible Kit Harington, al que le faltan varias clases de actuación encima-, debe regresar al pueblo tan temido para rescatar a su papá y liberarse finalmente de las terroríficas pesadillas que la acechan y no la dejan vivir una vida normal.

Y hasta ahí puede decirse que Silent Hill 2 es buena. Cuenta nuevamente con una atmosférica banda sonora, cortesía de Akira Yamaoka y Jeff Danna, alguna que otra escena decente -el enfrentamiento sobre la calesita es verdaderamente intimidante e interesante- pero todo se termina cuando el guión acartonado, firmado por el propio Bassett, mastica toda la información por el espectador, sin dejar que uno mismo arme sus propias conclusiones como sí pasaba en la primera parte. Los personajes secundarios actúan como cameos, con un desperdicio de la psicodélica Dahlia Gillespie de Debora Kara Unger, de la triste villana de Carrie Anne Moss o incluso Malcolm McDowell, cuya época de gloria ha pasado y lo ha dejado en la banquina. Sólo puede destacarse que Adelaide Clemens, cuyo parecido con Michelle Williams es impresionante, es la que mejor sale parada componiendo a la sensible pero aguerrida protagonista.
 Nada más se puede decir de Silent Hill: Revelation excepto que es un clavo en el ataúd de una saga que podía llegar a convertirse en algo más potente que la de Resident Evil pero que luego de una decisión torpe tras otra culmina en un producto olvidable y tonto como el que nos precede. La humillación del fanático dentro mío es demasiado dolorosa por haber esperado tanto tiempo para esto.


Calificación: C-