miércoles, 13 de noviembre de 2013

Cuestión de tiempo (About Time)

Año: 2013.
Género: Comedia romántica.
País: Reino Unido.
Duración: 123 minutos.
Dirección: Richard Curtis.
Intérpretes: Domhnall Gleeson, Rachel McAdams, Billy Nighy, Lydia Wilson, Lindsay Duncan, Tom Hollander, Margot Robbie, Will Merrick, Vanessa Kirby.


"Tim Lake, al igual que el resto de los hombres de su familia, posee el don de viajar en el tiempo. Él no puede cambiar la historia, pero si puede modificar lo que pasa con su propia vida, por lo que decide hacer de éste un mundo mejor y aprovecha este magnífico don para... ¡conseguir una novia!"

Hasta el día de la fecha, About Time es la única película que he visto completa del guionista y ocasional director Richard Curtis. Fragmentos de Love Actually, Nothing Hill y Bridget Jones pululan en mi memoria, pero no tengo la idea sólida de haberlas visto al completo. No soy muy conocido por mi romanticismo, todo lo contrario, pero hay algo de tópico y regular que no me llama la atención de una comedia romántica, algo en el género nunca termina de cerrar. Pero desde los primeros minutos, con la introducción de Tim y su peculiarmente normal familia, me sentí atrapado por la historia de Curtis. Disfrazada con un manto de ciencia ficción, el siempre presente hilo 'chico-conoce-chica' funciona a tantos niveles distintos que parece como si ésta fuese la primera vez que se ve en pantalla una historia de este tipo, tal es la frescura que el director le impone a su deliciosa y entrañable pequeña película.


Trabajar en la pantalla grande con el artificio narrativo de los viajes en el tiempo no siempre funciona como una máquina bien aceitada. Las reglas paradójicas crean agujeros en el tiempo-espacio y sólo muy pocas películas en el pasado han logrado tener una coherencia total de principio a fin. ¿Que puede saber un guionista de comedias románticas sobre viajes en el tiempo? Ésa era mi mayor preocupación a la hora de ver About Time y desde ya desapareció de un soplo cuando las sencillas reglas del viaje temporal aparecen en juego y se arriman tímidas a la vida cotidiana del protagonista, un desgarbado joven que apenas tiene idea de la vida, y mucho menos con respecto a las mujeres.

 El balance entre comedia y romance nunca se desbarajusta, y así el timing cómico del Tim de Domhnall Gleeson lo es todo: sus morisquetas, sus caras de impresión, su porte entre tonto y cariñoso hacen que su encuentro y posterior conquista de la tímida e insegura Mary de la nunca más adorable Rachel McAdams mucho más romántico y gratificante de lo que es. La química entre McAdams y Gleeson es perfecta; una pareja joven en la cúspide de sus vidas sin problemas existenciales, que se aman y se respetan, y nunca generan peleas por el simple hecho de pelear o generar situaciones de telenovela. Su relación es orgánica y el guión no recurre a lugares comunes. Nunca es predecible lo que va a suceder a continuación, y la sorpresa lleva un puntito de gratitud para con Curtis, por no caer en lo obvio y por tener tan en mente la reacción del espectador y encaminarlo por la senda indicada.

 No hay golpes bajos en general, y cuando el costado dramático llega, no abruma sino que transita el camino sinuoso y lagrimal con mucha sutileza. Las moralejas están ahí, imbuidas en cada conversación entre Gleeson y su padre, el genial Bill Nighy, quien con su habitual aplomo se come enteras las escenas en las que aparece. Mucho menos hay que desmerecer al elenco secundario, con buenas interpretaciones cómicas de parte de Tom Hollander como un odioso escritor de obras de teatro ó Joshua McGuire como el inquieto compañero de trabajo del protagonista. Se nota que Curtis es un perfeccionista y está hasta el último detalle en cuanto a los personajes, las escenas, la edición, y el siempre efectivo toque musical, que pide a gritos correr a comprarlo una vez terminada la película. No siempre la combinación final resulta tan bien como se esperaba, pero la película toca cada una de las fibras emocionales en el tiempo y lugar precisos, una bomba de relojería romántica para aplaudir.

Puedo decir ahora que he perdido mi virginidad en el cine de Richard Curtis, y estoy muy contento de que la responsable haya sido About Time, una gema preciosa dentro del género a la que simplemente no se le puede reprochar nada, excepto disfrutarla, apretar los puños, volver en el tiempo, y revivirla con la misma intensidad.

 Calificación: A

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