martes, 7 de febrero de 2012

La chica de al lado

"Los suburbios en una ciudad cualquiera de los Estados Unidos en los años 50. Calles sombreadas, con el césped bien cortado, árboles en líneas perfectas y casas acogedoras. Un lugar tranquilo y bonito donde crecer, siempre que no seas la adolescente Meg o su hermana tullida Susan.
En una calle sin salida, en un oscuro y húmedo sótano de la casa Chandler, Meg y Susan, cuyos padres han muerto, están cautivas a manos de una tía lejana que está cayendo progresivamente en la locura. Una locura que está trasmitiendo a su familia, y finalmente al barrio entero."

 Jack Ketchum vuelve a deslumbrar con otra historia acerca de los recovecos más oscuros de la mente humana en La chica de al lado, quizás una historia no tan desbocadamente brutal como la excelente Al acecho (reseña) pero igualmente de fuerte para todo aquel que no esté familiarizado con la simple pero feroz prosa de Ketchum.

En esta historia que comienza cual The Body, la historia de Stephen King, un grupo de amigos en los fabulosos años 50 ven alterada su vida cuando al barrio se sume la joven Meg, una (para ellos) despampanante chica de 14 años y su hermana discapacitada Susan, que nunca sale de la casa de su tía Ruth.
 La narración corre por cuenta de los ojos de David, un chico de 12 años que, en su adultez, intenta sacarse un peso de encima de su mente contando al lector lo sucedido durante los fatídicos días de verano en el sótano de los Chandler.

No hay una clara explicación al porqué empiezan las atrocidades, ni porqué el personaje adulto entre los chicos inicia el ciclo de vejaciones contra las jóvenes, no hay una razón concreta a sus acciones y eso es lo que hace a la trama más y menos interesante y tétrica: no hay un motivo ulterior al que se explica en la novela, y, o bien puede ser que la adulta se va sumergiendo poco a poco en la locura, o tiene un motivo por el cual hace lo que hace. Aunque debe ser que el mal corre en la sangre, porque los chicos le siguen el macabro juego al pie de la letra, y ningun jovencito que se precie creo que llegaría lejos torturando a alguien, aunque la tortura esté disfrazada como un pícaro juego de chicos.

 La brutalidad manejada por Jack Ketchum es bastante pesada, pero lo que noté es que no llegó al nivel gráfico de Al Acecho, donde no se dejó ni un tapujo en el tintero, y acá tiene momentos tensos, tristes y zarpados pero al llegar a cierto punto, elige mirar hacia otro lado y es como desanimador, pero entiendo que es la visión del autor/narrador y la respeto. Lo que sí, se deja leer fácilmente y es bastante atrapante (lo terminé de leer en días); uno quiere llegar hasta el final para saber que destino les depara a los protagonistas, y en contar la trama ágilmente es una proeza de la que Ketchum puede estar orgulloso.

 Es una pena que no llegue más literatura de Jack a las librerías: en años han llegado tan sólo Al Acecho y La chica de al lado, y teniendo en cuenta que son más de una decena de libros en la obra del autor, es algo triste, pero sé que evnetualmente llegarán más obras de un literato del horror tan peculiar como él.

Calificación: Buena

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