domingo, 23 de mayo de 2010

Los hombres que no amaban a las mujeres

"Harriet Vanger desapareció hace treinta y seis años en una isla sueca propiedad de su poderosa familia. A pesar del despliegue policial, no se encontró ni rastro de la muchacha. ¿Se escapó? ¿Fue secuestrada? ¿Asesinada? El caso está cerrado y los detalles olvidados. Pero su tío Henrik Vanger, un empresario retirado, vive obsesionado con resolver el misterio antes de morir. En las paredes de su estudio cuelgan cuarenta y tres flores secas y enmarcadas. Las primeras siete fueron regalos de su sobrina; las otras llegaron puntualmente para su cumpleaños, de forma anónima, desde que Harriet desapareció. Mikael Blomkvist acepta el extraño encargo de Vanger de retomar la búsqueda de su sobrina. Periodista de investigación y alma de la revista Millennium, dedicada a sacar a la luz los trapos sucios de la política y las finanzas, Blomkvist está vigilado y encausado por una querella por difamación y calumnia presentada por un gran grupo industrial que amenaza con arruinar su carrera y su reputación. Contará con la colaboración inesperada de Lisbeth Salander, una peculiar investigadora privada, socialmente inadaptada, tatuada y llena de piercings, y con extraordinarias e insólitas cualidades."

Realmente tenía mis dudas acerca de este Larsson del que todo el mundo hablaba y que es famoso por haberse muerto antes de ver sus obras publicadas. Mismo caso que con John Kennedy Toole y su Conjura de los Necios. Estas mismas dudas fueron destruidas al terminar Los Hombres que no amaban a las mujeres, primer tomo de la (ya) famosa trilogía Millennium, y que ahora entraré en detalles de su lectura - por supuesto, sin deslices en la trama-.

El inicio no podía ser más lento y aburrido, con la introducción de uno de los personajes principales, Mikael Blomkvist, en el estrado y escuchando la sentencia de tres meses que tendrá que enfrentar por difamación contra un titán empresarial, sospechado de negocios turbios. Mikael regentea la revista Millennium, que se ve en graves aprietos gracias al jefe y su problema mediático, ya que así perderán sus patrocinadores y anunciantes. Toda esta tramoya inicial está contada desde un punto de vista frío y cínico desde que comienza a deshilvanarse el cómo de esta situación, con un amigo de la secundaria de Mikael que le cuenta todo el chanchuyo empresarial y económico de Wennerström, el empresario en cuestión. Toda esta parte es aburridísima y no es hasta que Henrik Vanger entra en escena que la historia se pone buena.

Henrik Vanger, ex cabeza de las Empresas Vanger, que se acerca a Blomkvist con una propuesta muy sutil: descifrar la desaparición de su sobrina-nieta Harriet, cuarenta años atrás, mientras usa de tapadera el escribir la biografía de la familia Vanger y, de paso, buscar al potencial asesino de Harriet dentro de la familia. Este gran hilo es el que lleva toda la carga pesada de la novela negra, y se vuelve en un gran capítulo escandinavo de la serie Cold Case, con muchos ribetes moralistas y con grandes dosis de acidez y humor negro.
Gran parte de la trama ocurre en la isla que posee la familia Vanger, en Hedestead, de la cual obtenemos muchos detalles y gran visualización, de los cuales tendrá que hacerse una idea mu rápida el periodista si quiere encajar todas las piezas donde deben para averiguar la verdad.

Antes de hablar del personaje que me voló la cabeza, voy a hablar de Mikael Blomkvist; este periodista sí o sí tiene que ser George Clooney, ya que el autor lo describe como un hombre totalmente irresistible para las mujeres, que no aguantan ni dos segundos de charla y ya están en la cama con él, es terrible - ¿o será el ego gigante del autor, transladado a su doble de papel y tinta?

Entramos de lleno luego en Lisbeth Salander. Fácil, es uno de los mejores personajes de la literatura que se hayan presentado en estos últimos tiempos: rebelde, impetuosa, agresiva, terriblemente antisocial pero con una facilidad innata para el hacking y la investigación personal, con grandes pensamientos personales sobre bien y del mal y una personalidad única. Pocas veces inmiscuirse dentro de la vida de un personaje fue más inquietante e interesante a la vez.

Stieg Larsson tal vez pueda pecar de ser periodista, pero como narrador es único. Su sobredetallismo para con los personajes (que hacen, que comen, que compran, que miran, que usan) puede parecer de más, pero está genial que lo haga para demostrar que éstas son personas comunes en situaciones (extra) ordinarias. Más allá de todo, Larsson hace una terrible crítica a la sociedad de hoy en día, un alegato extraordinario contra la misoginia y el racismo social impactante, temáticas que se verán más profundamente en las novelas posteriores.

All in all, disfruté muchísimo de Los hombres que no amaban a las mujeres, y continué las (des)aventuras de Mikael y Lisbeth en los próximos libros.

Calificación: Excelente

1 comentario:

Sir Laguna dijo...

Creo que Lisbeth Salander tiene sindrome de Asperger... lo que basicamente la convierte en una versión femenina y gótica de Sheldon.

lol.